Todo comenzó por un mensaje recibido en mi correo.
Allí leí que me querías conocer, casi lo elimino, no
obstante ello algo me llevó al portal de donde venía la invitación…
No eras tú, sino los que se encargan
de hacer que la página funcione, mandan avisos que no son
de las personas, en algunos casos, que mencionan. No le di importancia, y volví
a lo mío.
Pero la cosa no quedó ahí, volvía a recibir mensajes de
ti en mi correo a los cuales no les daba importancia, sin abrirlos los
eliminaba. Hasta que un día me cansé y conteste el mensaje desde donde me enviaban los anuncios, no
recuerdo cuanto tiempo paso hasta que recibí otro más y volví a entrar, no había
contestación a mi mensaje anterior pero te vi conectado y con respeto te
escribí, haciéndote saber que no entendía el motivo por el cual me llegaban
mensajes tuyos y al ir a leerlos no encontraba nada, en pocos segundos me
contestaste. Allí pude leer que si yo no lo tomaba a mal me dejabas tu teléfono
para cuando quisiese hablar contigo. Sorprendida quedé por tu pedido y mi
contestación hacia ti… , algo inusual en mi, fue OK, Recuerdo que demore unos
segundos, es que no me animaba, y tú me enviaste un mensaje preguntándome si
estaba buscando los lentes…jajaja, realmente me pareció muy simpático e
inmediatamente te llamé.
La conversación fue muy respetuosa, agradable amena,
madura y…hasta diría, con un dejo de
adolescencia.
A partir de ese momento recibía tu llamado a diario y siempre con el interés de
encontrarnos para conocernos y poder charlar personalmente.
La verdad es que trataba de no involucrarme ni con el
pensamiento pero… algo habías hecho que en mi sucediera, te pensaba sin anhelar
ni soñar nada puntual ni en particular… sólo pensaba en ti, y cuando tu voz
escuchaba, del otro lado del teléfono, sentía alegría, como si te y me
conocieras de toda la vida.
Y el encuentro llegó, en una tardecita muy fría de julio
nos conocimos y sentimos piel, química… aunque ambos estábamos a la defensiva.
Las experiencias vividas, esas huellas del pasado, esas que no queremos – ni tú
ni yo – repetir estaban al acecho. También sentí que algo no me habías dicho,
pero mi percepción me dijo que si, ya que no lo negabas ni aceptabas.
Pero, a pesar de ello, nada pudo nublar tan mágica
velada…
El beso de despedida me dijo, en silencio, mucho más.
Mientras subía en el ascensor a mi apartamento me decía:
- cuidado, no te ilusiones, espera a mañana…
Quise borrarte de mi mente pero… cerré mis ojos y, aunque
sólo estabas en mis pensamientos, en mi sentir,
¡abrazada a ti me dormí!
Cuando desperté quise llamarte pero me contuve, el llamado debía llegar desde
ti pero… ¡no llamabas!, la tristeza quería instalarse en mi cuando…
- Hola, te
llamo para decirte que estoy con mucho trabajo pero quería saber como estás
- Bien
gracias…
- Eso me
gusta, ni bien puedo vuelvo a llamarte
- Bárbaro,
besos
- Besos para
ti también
Ay, que bien me sentí, su voz me decía que no me había
olvidado.
Sabía que no debía
ilusionarme pero… ¡esperaba su llamado!
Y sí, el teléfono sonó y era él…
Hablamos un largo rato y cuando nos despedimos, no porque
haya sido irreverente, ni nada de eso, todo lo contrario, pero me di cuenta que
mi alegría sólo era por saberme acompañada por sus palabras, ellas quebraban
por unos momentos mi soledad.
¡Sí!, sus palabras acariciaban mis oídos, porque yo deseaba que fuese así.
La soledad en la que me sentía me hacía vulnerable a cualquier palabra amable,
cariñosa, halagadora.
También él necesitaba decirlas por el sólo hecho de
escucharme, su soledad pretendía encontrar lo que suponía lo sacaría de la
confusión que lo hacía vulnerable a cualquier palabra afectuosa por la
necesidad de no sentirse solo.
Después de hacer mi autocrítica - conmigo misma - de acuerdo a nuestras
conversaciones lo llame y explique lo que consideraba nos estaba sucediendo…
- Como puedes
ser tan objetiva?, preguntó
- No se si es
una virtud o un defecto, pero sabes?, soy muy pensante y no deseo engañarme ni
dejar que te engañes. Considero que ambos podemos continuar una hermosa
amistad, no se lo que pueda suceder en el futuro, pero hoy somos dos seres vulnerables debido a que nos
sentimos atacados por la señora soledad, ni tu
ni yo estamos dispuestos a tropezar nuevamente y menos sufrir, por lo
tanto considero, con todo respeto y si no lo tomas a mal, que sigamos
dialogando como buenos amigos. Tú me prestas tu oído y yo te presto el mío… ¿te
parece bien?
- Me dejas
helado, algo me estaba sucediendo, me sentía dudoso, asustado; no podía creer
que sintiese tanto por ti y no sabía
como decírtelo. Creo que nadie pudo haberlo explicado mejor que tú!
- Sabes?, se
que personas como nosotros, las que han sufrido desilusiones, en este caso
puntual… amorosas, por llamarlas de algún modo, nos encontramos a la defensiva,
sabemos que el futuro es incierto pero… ya no nos tiramos a la pileta sin
cerciorarnos, con anterioridad, que el agua este limpia y no demasiado fría, es
por ello que , no se si me juega a favor o en contra, soy frontal sin faltarle
el respeto a nadie. Y, sin que lo tomes a mal, siento que tienes en tu vivir un
signo de interrogación inmenso, algo te falta cerrar
- Te aseguro
que con respecto de mi no te juega en contra, todo lo contrario. Y no dudes de
que te has ganado un amigo y… sobre lo del signo de interrogación: puede ser…
- Correcto,
ese signo lo deberás cerrar en algún momento, la inseguridad es parte de él
y solamente tú podrás hacerlo amigo,
mientras exista no podrás salir de esa encrucijada
- Me has
dejado sin palabras
- No es nada
del otro mundo, solamente pensé, reflexioné, tomé conciencia, asumí y te lo
hice saber. También me siento muy contenta porque me hayas entendido, y
aceptado ser mi amigo!
- Me gustaría
hablarte sobre lo que me sucede con, como tú lo llamas, ese signo de
interrogación…
- Cuando
gustes lo charlamos, pero sabe que no seré yo la que te convenza de nada, sólo
tú y nadie más que tú lo lograrás si es
que lo deseas de verdad.
- Por
supuesto que lo deseo, nos encontramos a tomar un café y te lo cuento… ahora si puedo hablarlo contigo.
Nuestra comunicación siguió hasta que nos despedimos, no
me había equivocado algo le sucedía que no lo dejaba en paz con él mismo.
Al cabo de unos días nos encontramos, charlamos mucho y
seguimos manteniendo una impecable y bella amistad.
Moraleja:
La soledad entristece, las defensas caen y te vuelves
vulnerable a tal extremo que puedes sentir que ese poema – el que estás leyendo
- dulce, sensual, amoroso… fue escrito para ti
No dejes que nadie sea el tapón de tu soledad
No confundas el amor de pareja con el amor de amistad
Es preferible un buen amigo/a que formar una pareja por soledad
Esta última, podría ser tu peor elección
Emociones del Alma
Lilian B. Epstein
Derecho de autor Nº 902526
Imagen de Internet
Pienso que reflexionas muy bien, amiga, y lo narras con mucho gusto.
ResponderEliminarBeso
Y viniendo de ti es un gran honor,!
EliminarGracias mil por dejar tu huella, mi querido amigo!
Besos y sonrisas muy azules
Lilian